lunes, 26 de noviembre de 2007

El doble 5 de Belgrano, ése talón de Aquiles

Buenas. Quiero tocar un tema táctico muy en boga por éstos días en el mundo del fútbol: el famoso doble cinco. Voy a tratar de ser lo más claro posible, aunque anticipo mi conclusión para aquéllos con poco tiempo de lectura: Belgrano usa MAL el doble cinco, sus últimos técnicos no manejan correctamente el concepto de dicha variante táctica.

Para poder llevar a cabo el presente análisis vamos a suponer que el doble cinco es una alternativa viable para que un equipo logre jugar bien a la pelota, o para que logre resultados. Lo que usted, querido lector, prefiera.

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El tema del doble cinco en Belgrano viene ya de larga data. Aproximadamente allá por la gestión como DT de Ramaciotti se comenzó a emplear la variante táctica que quiero tocar.

Y bueno, no más prolegómenos: ¿qué es el doble cinco? Aquí el quid de la cuestión, hermanos piratas. El doble cinco no son dos volantes de marca, o de quite, ni tampoco lo opuesto -dos líricos o dos dotados que la gastan pero que no se tiran al piso ni en curda-. El doble cinco son dos tipos que parece que hacen lo mismo pero en realidad hacen dos cosas muy disímiles, con la particular característica de que en muchos momentos del juego ocupan simultáneamente el mismo sector del campo, el central, y por éso su nombre: doble cinco. El doble cinco es, por un lado, un volante de marca, de lucha, de guerra: un perro de presa; Y es TAMBIEN un volante con características particulares: ductilidad y buen manejo en el trato del balón, gran capacidad de lectura del juego, despliegue, un poquito de marca, y si tiene gol ya es completo.
Al 5 perro de presa, de ahora en más lo llamaremos "cinco tapón", y al de más juego lo llamaremos "cinco dúctil".
Porque el doble cinco no es dos volantes que hagan lo mismo, porque se anulan. El doble cinco es dos volantes que hacen cosas distintas para el equipo, y allí es cuando el doble cinco suma.
Por eso Belgrano no funciona con el doble cinco actual, ¡porque no es doble cinco! Así de simple.

Pero ojo, el cinco dúctil es una figurita difícil. Al cinco tapón lo encontrás por cualquier parte, al cinco dúctil no, porque acá está el enganche todavía. Entonces a los técnicos que deciden jugar sin enganche les cuesta un Perú hallar el cinco dúctil: no hay muchos en el mercado del fútbol argentino, porque el doble cinco, querido lector, ya vemos que es algo que nació en el viejo continente. Y aquí la vieja discusión de sistema por sobre jugadores o jugadores definen sistema.

Los técnicos de Belgrano que tenían claro el concepto son dos: Carlos Ramacciotti y Mario Griguol. La mayoría de las veces lo utilizaron correctamente. ¿Lo recuerdan? Bolatti y Gordillo, casi siempre ése era el doble cinco celeste. Pese a que Gordillo -resistido por la gente, muy resistido- ya estaba en el ocaso de su carrera, el mediocampo de Belgrano funcionaba medianamente bien gracias a esa dupla de volantes centrales que tan bien se complementaba. Cuando el Mono no estaba -por lesión o similar-, Belgrano lo sentía. ¿Cuántas veces escuchamos aquéllo de que Bolatti jugaba mal cuando estaba con Bustos formando dupla central? Belgrano no tenía otro jugador para la función del cinco dúctil.
Después se impuso la dupla Yllana-Bolatti. Y ciertamente con el tiempo el Gringo terminó haciendo de cinco dúctil, pero ninguno de los dos sentía el puesto de cinco dúctil. Uno lo recuerda rompiendo la línea de volantes rivales a partir de su arranque y su tranco largo. En ciertas ocasiones alternaban y el que pasaba más era Yllana. Lo cierto es que ninguno de los dos tenía las características óptimas para ser cinco dúctil, y pese a que se trabajó con Bolatti, al Gringo le costaba cuando pasaba tres cuartos: o no la pasaba, o decidía mal. Porque no tiene las características de cinco dúctil.
Y HOY Belgrano juega con Pietravallo y Lux, o con Pietravallo y Farré. Inicialmente uno creía -éra optimista, digamos- que tanto Lux como Farré podían cumplir aunque sea medianamente bien la función de cinco dúctil -descartemos a Pietravallo por cuestiones obvias: él es el cinco tapón-. Pero el correr de los partidos ha demostrado que ninguno de los dos puede ser cinco dúctil, por razones diversas. Farré a cada partido que pasa está más peleado con la pelota, y más enfocado en correr que en pensar. Lux lo mismo, pero se tira más al piso.

¿Ejemplos del concepto correcto de doble cinco? En el plano nacional, está el Tigre de Diego Cagna. Allí el cinco tapón es Diego Castagno, y el cinco dúctil Román Martínez -de gran torneo-. El mismo Boca, con Russo relegando a Gracián al banco, paró el otro día a Battaglia y Banega: éste no es el doble cinco óptimo, pero el chico Banega bien puede desempeñar la función de cinco dúctil por las grandes condiciones que muestra. Y tenés al Lanús de Pelletieri y Fritzler, que vendría a ser un Yllana-Bolatti del que hablamos, solo que los tipos tienen más capacidad con la pelota en los pies: cuando uno va el otro se queda. Se complementan bien.

¿Más ejemplos? Vamos al plano internacional, vamos al último mundial. Y podemos encontrar el doble cinco dúctil que uno entiende ideal: Andrea Pirlo, jugando para Italia, y Gatusso haciendolé la segunda. El tipo -Pirlo- casi siempre hace lo que pide la jugada y el equipo: se arrima a los defensores cuando éstos necesitan apoyarse en alguien para salir jugando, pasa hacia adelante para transformarse en un enganche momentáneo que puede rematar o pasarla ofensivamente con igual eficacia, maneja los tiempos del equipo. Otro doble cinco dúctil durante aquélla Copa del Mundo de Alemania fue Patrick Vieira jugando para Francia, con Makelele haciendo las veces de cinco tapón. ¿Más? Frings-Ballack en Alemania, Maniche-Costinha en Portugal, Gerard-Lampard en Inglaterra, y hasta Appiah-Essien en Ghana, ¿por qué no?

¿Más o menos se entiende? ¡No se me duerma, oiga!

Después está lo otro, porque juegan once y eso es muy claro. Porque de poco hubiera servido el doble cinco tano si no pasaban tan bien al ataque sus marcadores de punta -Zambrotta y Grosso; sobretodo éste último-, o si Camoranesi no aparecía para hacerle la segunda a Pirlo. Y de Francia nada hubiera sido de no pasar tan bien al ataque Sagnol y Abidal, o de no tener en sus volantes por afuera dos armas tan eficientes como Rivery y Malouda. ¿Qué haría Román Martínez con la pelota en Tigre si no tuviera a Galmarini y Rusculleda para juntarse a tocar? Y se puede seguir...

Ahora bien, dicho todo ésto cabe preguntarse: ¿tiene Belgrano HOY un tipo que pueda hacer las veces de cinco dúctil? La respuesta por ahora es un NO rotundo. Y allí está uno de los problemas centrales del equipo. Si a éso le sumás que tus marcadores de punta son rústicos a límites insospechados, y que Mansanelli y García no pasan por su mejor momento, encontrás quizá el porqué le cuesta tanto todo a Belgrano desde hace unas diez fechas.

¿Con qué esquema sirve el doble cinco? Con 4-4-1-1, con un 3-5-2, hasta con un 4-4-2, siempre haciendo notar que son once en la cancha, y que el cinco dúctil necesita de tipos que puedan resolver con la pelota sin hacerse un nudo, caso contrario el esquema también estará condenado al fracaso.

Para cerrar -¡que deje de dormir sobre el teclado, le digo!-, las últimas diez alineaciones titulares de Belgrano son: una línea de cuatro en el fondo con dos marcadores de punta con muy poca técnica y que pasan poco mitad de cancha, una línea de cuatro volantes cuyos dos volantes por afuera han sido distintos en cuanto a nombres propios pero no en cuanto a rendimientos -muy chatos-, eventualmente un enlace -Casado- lejos de su mejor nivel, o ningún enlace y dos tipos arriba separados del resto del equipo, como de otro equipo. Y el doble cinco no funciona, querido lector...

Belgrano no tiene para doble cinco. E interpretó mal el concepto. Debe cambiar para mejorar en serio.

Espero haber sido lo más claro posible. Siempre abierto al debate.

Flaco

Actualización al 23/01/2008. Bueno, parece que el doble cinco de Belgrano pinta para ser Federico García. La alternativa que nunca nadie pensó (ni siquiera él) terminó siendo el único que se desempeñó medianamente bien en la función, tanto ante Nueva Chicago como ante Defensa y Justicia, por las fechas 18 y 19 del torneo, respectivamente. Dicho sea de paso, el equipo funcionó claramente mejor, y ésta ha de haber sido una de las razones. Todavía falta medio torneo para que García pase de ser uno de los más cuestionados refuerzos a un doble cinco como la gente que permita pelear el ascenso. Lo importante es que Gómez, por necesidad o por correcta lectura, parece haber comprendido lo que tiene que hacer un doble cinco "dúctil".

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