viernes, 30 de noviembre de 2007

¡Justo ahora con Chicago!

No si éstos muchachos de Chicago nacieron para amargarnos la existencia. ¡Justo ahora que venimos como el traste nos toca jugar con Nueva Chicago! Y digo maldita sea, querido lector, ¿nos sacaremos la mufa algún día?

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Porque si nos sacamos la mufa mañana es una mufa doble, eh. La de romper ésta racha del ortelano, y encima ganandolé a éste equipo de barrio que tantas alegrías nos negó en los últimos años (si hasta el inescrupuloso e imperdonable mercenario Darío Loqui Zárate me acuerdo que un día nos hizo un gol jugando para éllos ya con el descenso a la B en el lomo; de no creer). Asi que ya le voy avisando que si ganamos mañana el título va a ser "Se sacó la mufa", ¿estamos?

El partido todavía ni se sabe a qué hora va. Fútbol argentino, ¿vió?. Era a las 17 hs, pero ya está la duda si no es una hora antes. La cuestión es que lo dan por ShowSport, queridos piratas, así que a hacer fuerza como nunca, porque Belgrano está en una hora difícil pero faltan veintiún (21) partidos para el final de éste cuento.

Del equipo se sabe poco y nada. Las certezas son: que Cáceres y Pagés se quedaron acá jugando al chin chon, y que Mario Gómez está viendo "quien sí quien no" para la pretemporada.
No vamos a jugar al adivinador con el once titular, como hacen algunos pasquines escritos de Córdoba, porque Mario Gómez ha de tener tal matete en la cabeza después de lo que vio en éstos dos partidos que ni le cuento.
Le dejo la lista de la cual saldrá el once titular, querido lector, así no se me va del blog puteandomé bajito: Juan Olave y Carlos de Giorgi (arqueros); Miguel Martínez, Gastón Turus, Ernesto Maceira, Guillermo Esteban y Mario Farías (defensores); Mariano Aldecoa, César Mansanelli, Guillermo Farré, Federico García, Juan Casado, Franco Vázquez y Ezequiel Arriola (volantes); Matías Suárez, Martín Crossa, Claudio Bustos y Hernán Hechalar (delanteros).

Como sea, mire si mañana nos sacamos la mufa, querido lector...porque no se habrá olvidado que ésto es Belgrano, ¿no?

Flaco

Belgrano 2 - San Martín (Tuc.) 3

El pasado martes 27 por la noche Belgrano volvió a caer y sumó así su sexta derrota consecutiva, la peor racha negativa de su historia. Unas quince mil almas piratas se dieron cita en el Estadio Córdoba, pese a distintos factores de la realidad que parecería que hacen lo imposible por alejar a la gente de las canchas.


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El trámite del partido fue dominado casi en su totalidad por el conjunto tucumano, que mostró argumentos sólidos para justificar porqué es hoy el único líder del torneo. Belgrano sólo lo puso en serios aprietos durante los últimos diez minutos del juego, cuando parecía que de puro guapo lo ganaba.

Las primeras acciones hicieron presagiar lo peor: Belgrano directamente parecía un sparring de su rival, la veía pasar. Insólito. Para acentuar la malaria y la ira de la gente, Pietravallo comete un penal inexplicable que Ibáñez cambia por gol. Belgrano sintió el golpe y no pudo llegar al arco rival sino hasta los cuarenta y cuatro de ése primer tiempo. Casado puso el 1-1 con un tiro libre magistralmente ejecutado, y logró apagar los reclamos de la gente de cara al entretiempo.

Ya en la segunda parte, San Martín siguió buscando los tres puntos con los mismos argumentos: pelota al piso, toque, ciculación, movilidad, orden. Si de algo careció el Santo tucumano, es de un tipo que plasmara en la red todo lo bueno que su equipo hacía en cuanto a volumen de juego. Pero Diego Novaretti (en un nivel inesperadamente bajo, como contagiado del equipo) simplificó las cosas: ingenuo penal a Romano que Ibáñez nuevamente ejecuta bien y cambia por gol.

El clima no era el óptimo, los minutos pasaban, y Belgrano sin ideas. Hasta que un bochazo largo de Casado para Suárez sorprendió a la zaga contraria. Suárez, lanzado en velocidad, primero controló de cabeza y luego definió con maestría, de derecha, para sellar el 2-2 y echar por tierra todas las tonterías que de él se dijeron -que calaron hondo en su ánimo- en alocado festejo.
Y San Martín en parte sintió el golpe. Claro, había hecho todo el gasto, había sido superior, pero Belgrano en dos grandes acciones aisladas lo había empatado dos veces por no saberlo liquidar. Y se notó que éste juego es un estado de ánimo: faltando diez minutos Belgrano fue a buscar la heroica, de guapo. Un centro de Arriola fue despejado sobre la línea por los zagueros tucumanos, y Caffa le tapó a Casado un remate de zurda muy claro que pedía red.
Cuando pocos lo esperaban, Ibáñez -además de los tres goles dejó en ridículo a la zaga celeste durante toda la noche- escapó por izquierda, Cáceres lo dejó escapar, y el Ratón en magistral definición por sobre el cuerpo de Olave detonó el festejo de los visitantes. 2-3. La tuvo Arriola para el empate en el descuento, la tapó Caffa.

Fue justo. Belgrano volvió a jugar mal, todo le costó demasiado, y encima sigue cometiendo horrores que paga con goles en contra, nadie lo perdona. Es que todo se hace cuesta arriba en la mala...

Flaco

lunes, 26 de noviembre de 2007

El doble 5 de Belgrano, ése talón de Aquiles

Buenas. Quiero tocar un tema táctico muy en boga por éstos días en el mundo del fútbol: el famoso doble cinco. Voy a tratar de ser lo más claro posible, aunque anticipo mi conclusión para aquéllos con poco tiempo de lectura: Belgrano usa MAL el doble cinco, sus últimos técnicos no manejan correctamente el concepto de dicha variante táctica.

Para poder llevar a cabo el presente análisis vamos a suponer que el doble cinco es una alternativa viable para que un equipo logre jugar bien a la pelota, o para que logre resultados. Lo que usted, querido lector, prefiera.

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El tema del doble cinco en Belgrano viene ya de larga data. Aproximadamente allá por la gestión como DT de Ramaciotti se comenzó a emplear la variante táctica que quiero tocar.

Y bueno, no más prolegómenos: ¿qué es el doble cinco? Aquí el quid de la cuestión, hermanos piratas. El doble cinco no son dos volantes de marca, o de quite, ni tampoco lo opuesto -dos líricos o dos dotados que la gastan pero que no se tiran al piso ni en curda-. El doble cinco son dos tipos que parece que hacen lo mismo pero en realidad hacen dos cosas muy disímiles, con la particular característica de que en muchos momentos del juego ocupan simultáneamente el mismo sector del campo, el central, y por éso su nombre: doble cinco. El doble cinco es, por un lado, un volante de marca, de lucha, de guerra: un perro de presa; Y es TAMBIEN un volante con características particulares: ductilidad y buen manejo en el trato del balón, gran capacidad de lectura del juego, despliegue, un poquito de marca, y si tiene gol ya es completo.
Al 5 perro de presa, de ahora en más lo llamaremos "cinco tapón", y al de más juego lo llamaremos "cinco dúctil".
Porque el doble cinco no es dos volantes que hagan lo mismo, porque se anulan. El doble cinco es dos volantes que hacen cosas distintas para el equipo, y allí es cuando el doble cinco suma.
Por eso Belgrano no funciona con el doble cinco actual, ¡porque no es doble cinco! Así de simple.

Pero ojo, el cinco dúctil es una figurita difícil. Al cinco tapón lo encontrás por cualquier parte, al cinco dúctil no, porque acá está el enganche todavía. Entonces a los técnicos que deciden jugar sin enganche les cuesta un Perú hallar el cinco dúctil: no hay muchos en el mercado del fútbol argentino, porque el doble cinco, querido lector, ya vemos que es algo que nació en el viejo continente. Y aquí la vieja discusión de sistema por sobre jugadores o jugadores definen sistema.

Los técnicos de Belgrano que tenían claro el concepto son dos: Carlos Ramacciotti y Mario Griguol. La mayoría de las veces lo utilizaron correctamente. ¿Lo recuerdan? Bolatti y Gordillo, casi siempre ése era el doble cinco celeste. Pese a que Gordillo -resistido por la gente, muy resistido- ya estaba en el ocaso de su carrera, el mediocampo de Belgrano funcionaba medianamente bien gracias a esa dupla de volantes centrales que tan bien se complementaba. Cuando el Mono no estaba -por lesión o similar-, Belgrano lo sentía. ¿Cuántas veces escuchamos aquéllo de que Bolatti jugaba mal cuando estaba con Bustos formando dupla central? Belgrano no tenía otro jugador para la función del cinco dúctil.
Después se impuso la dupla Yllana-Bolatti. Y ciertamente con el tiempo el Gringo terminó haciendo de cinco dúctil, pero ninguno de los dos sentía el puesto de cinco dúctil. Uno lo recuerda rompiendo la línea de volantes rivales a partir de su arranque y su tranco largo. En ciertas ocasiones alternaban y el que pasaba más era Yllana. Lo cierto es que ninguno de los dos tenía las características óptimas para ser cinco dúctil, y pese a que se trabajó con Bolatti, al Gringo le costaba cuando pasaba tres cuartos: o no la pasaba, o decidía mal. Porque no tiene las características de cinco dúctil.
Y HOY Belgrano juega con Pietravallo y Lux, o con Pietravallo y Farré. Inicialmente uno creía -éra optimista, digamos- que tanto Lux como Farré podían cumplir aunque sea medianamente bien la función de cinco dúctil -descartemos a Pietravallo por cuestiones obvias: él es el cinco tapón-. Pero el correr de los partidos ha demostrado que ninguno de los dos puede ser cinco dúctil, por razones diversas. Farré a cada partido que pasa está más peleado con la pelota, y más enfocado en correr que en pensar. Lux lo mismo, pero se tira más al piso.

¿Ejemplos del concepto correcto de doble cinco? En el plano nacional, está el Tigre de Diego Cagna. Allí el cinco tapón es Diego Castagno, y el cinco dúctil Román Martínez -de gran torneo-. El mismo Boca, con Russo relegando a Gracián al banco, paró el otro día a Battaglia y Banega: éste no es el doble cinco óptimo, pero el chico Banega bien puede desempeñar la función de cinco dúctil por las grandes condiciones que muestra. Y tenés al Lanús de Pelletieri y Fritzler, que vendría a ser un Yllana-Bolatti del que hablamos, solo que los tipos tienen más capacidad con la pelota en los pies: cuando uno va el otro se queda. Se complementan bien.

¿Más ejemplos? Vamos al plano internacional, vamos al último mundial. Y podemos encontrar el doble cinco dúctil que uno entiende ideal: Andrea Pirlo, jugando para Italia, y Gatusso haciendolé la segunda. El tipo -Pirlo- casi siempre hace lo que pide la jugada y el equipo: se arrima a los defensores cuando éstos necesitan apoyarse en alguien para salir jugando, pasa hacia adelante para transformarse en un enganche momentáneo que puede rematar o pasarla ofensivamente con igual eficacia, maneja los tiempos del equipo. Otro doble cinco dúctil durante aquélla Copa del Mundo de Alemania fue Patrick Vieira jugando para Francia, con Makelele haciendo las veces de cinco tapón. ¿Más? Frings-Ballack en Alemania, Maniche-Costinha en Portugal, Gerard-Lampard en Inglaterra, y hasta Appiah-Essien en Ghana, ¿por qué no?

¿Más o menos se entiende? ¡No se me duerma, oiga!

Después está lo otro, porque juegan once y eso es muy claro. Porque de poco hubiera servido el doble cinco tano si no pasaban tan bien al ataque sus marcadores de punta -Zambrotta y Grosso; sobretodo éste último-, o si Camoranesi no aparecía para hacerle la segunda a Pirlo. Y de Francia nada hubiera sido de no pasar tan bien al ataque Sagnol y Abidal, o de no tener en sus volantes por afuera dos armas tan eficientes como Rivery y Malouda. ¿Qué haría Román Martínez con la pelota en Tigre si no tuviera a Galmarini y Rusculleda para juntarse a tocar? Y se puede seguir...

Ahora bien, dicho todo ésto cabe preguntarse: ¿tiene Belgrano HOY un tipo que pueda hacer las veces de cinco dúctil? La respuesta por ahora es un NO rotundo. Y allí está uno de los problemas centrales del equipo. Si a éso le sumás que tus marcadores de punta son rústicos a límites insospechados, y que Mansanelli y García no pasan por su mejor momento, encontrás quizá el porqué le cuesta tanto todo a Belgrano desde hace unas diez fechas.

¿Con qué esquema sirve el doble cinco? Con 4-4-1-1, con un 3-5-2, hasta con un 4-4-2, siempre haciendo notar que son once en la cancha, y que el cinco dúctil necesita de tipos que puedan resolver con la pelota sin hacerse un nudo, caso contrario el esquema también estará condenado al fracaso.

Para cerrar -¡que deje de dormir sobre el teclado, le digo!-, las últimas diez alineaciones titulares de Belgrano son: una línea de cuatro en el fondo con dos marcadores de punta con muy poca técnica y que pasan poco mitad de cancha, una línea de cuatro volantes cuyos dos volantes por afuera han sido distintos en cuanto a nombres propios pero no en cuanto a rendimientos -muy chatos-, eventualmente un enlace -Casado- lejos de su mejor nivel, o ningún enlace y dos tipos arriba separados del resto del equipo, como de otro equipo. Y el doble cinco no funciona, querido lector...

Belgrano no tiene para doble cinco. E interpretó mal el concepto. Debe cambiar para mejorar en serio.

Espero haber sido lo más claro posible. Siempre abierto al debate.

Flaco

Actualización al 23/01/2008. Bueno, parece que el doble cinco de Belgrano pinta para ser Federico García. La alternativa que nunca nadie pensó (ni siquiera él) terminó siendo el único que se desempeñó medianamente bien en la función, tanto ante Nueva Chicago como ante Defensa y Justicia, por las fechas 18 y 19 del torneo, respectivamente. Dicho sea de paso, el equipo funcionó claramente mejor, y ésta ha de haber sido una de las razones. Todavía falta medio torneo para que García pase de ser uno de los más cuestionados refuerzos a un doble cinco como la gente que permita pelear el ascenso. Lo importante es que Gómez, por necesidad o por correcta lectura, parece haber comprendido lo que tiene que hacer un doble cinco "dúctil".

viernes, 23 de noviembre de 2007

Equipo de fútbol vestido de celeste, se busca

¡Ay, Belgrano querido! ¡Qué complejo resulta contarle a usted, estimado y vapuleado lector, el presente futbolístico de nuestra amada divisa! Ya es fin de año, y uno se va quedando sin fuerzas para aguantar los rectos directos al corazón que nos dan éstos muchachos increíblemente vestidos del color que tanto amamos.

Se jugó un partido en cancha de Quilmes. Belgrano debía presentarse allí para disputar aproximadamente unos noventa minutos, pero se ve que andaba jugado con los tiempos y fue un ratito (¿10, 15 minutos? ¡qué mas da!), como quien no quiere la cosa.

Y Mario Gómez fue cambiar para que nada cambie -está bien, concedo: casi nada-, y Miguel Martínez que de tanto agachar la cabeza para poder estar en el once titular se encamina lentamente a arruinarse la carrera, y Diego Novaretti que se contagió del resto y cada vez se parece más a una máquina de tirarla a la tribuna, y Hernán Pagés que sigue
"jugando" -si hasta parece un indiscutido para cada DT que llega-, y el doble cinco con dos cincos que hacen lo mismo te lo perdés en el tujes apenas te embocan el primero, y Mansanelli que se desayuna con líquido de frenos, y García que de tan mal que juegan los otros termina siendo de lo "mejor" porque mete un gol con una pierna que tiene solo para no perder la estabilidad, y Gigli ahora devenido en pateador de tiros libres-definidor exquisito, y Crossa que se nota la cuesta un montón, y Belgrano que hizo hasta donde lo dejaron, no hasta donde quiso. Y entonces no es Belgrano ésto. Y Quilmes que no tiene mucho, tiene un poquito, y con ese poquito le sobra. Y yo me quiero matar, querido lector.

¡Qué ganas de llorar! ¡No poder pasarse la pelota entre compañeros! ¿¡No querer hacerlo!? ¡Hasta parece por momentos que hicieran todo lo humanamente posible por entrar en la historia negra de mi Belgrano, de nuestro Belgrano!

Dicen que a golpes se hacen los hombres, querido lector. Pues entonces nosotros, los
feligreses piratas, debemos ser los más poronga de toda la galaxia, ¿no le parece?.

¡BELGRANO, CARAJO!

Flaco

sábado, 17 de noviembre de 2007

Del arte de jugar a no jugar y otros cuentos

Más de dos meses sin tipear por estos lares son un poco mucho como para intentar resumir a éste Belgrano, querido lector. Sobre todo cuando uno lo quiere tanto.

¿Qué quiere que le cuente? ¿Que Belgrano ayer perdió su cuarto partido consecutivo y que me tuve que comer en pleno Alberdi los insultos a jóvenes jugadores del riñón celeste -por ejemplo, un chico que está desde los sies años en Belgrano y jugaba su primer partido como titular-? ¿Que Franciso Ferraro presentó su renuncia indeclinable a la dirección técnica del equipo tras la peor derrota en competiciones AFA de nuestra amada divisa? ¿Que perdimos el clásico ante Talleres en un partido bastante raro y feo? ¿Que hace 4 semanas estábamos a un punto del líder, ascendiendo directo, y todos hablaban de un Belgrano candidato?

No, mire. No vamos a ir a los extremos. Quiero ahondar sobre el título de la entrada, porque creo lo importante son los conceptos: "El arte de jugar a no jugar", ¿me explico, querido lector? Vamos, que la mayor diferencia entre el Belgrano de la Fecha 7 a la 11 y el de la 12 a la 15 son los puntos obtenidos. Porque este Belgrano pecó, querido lector. Este Belgrano se creyó que así era suficiente, este Belgrano cayó en la trampa del resultadismo y lo terminó pagando demasiado caro. ¿Cómo ganó Belgrano sus últimos encuentros (CAI, Tiro Federal, Almagro); o como empató en canchas de Ferro y Platense? Así como le digo, jugando a no jugar y tratando de hacer que el rival juegue más mal de lo que lo hacía el propio Belgrano. "No jugamos bien, pero se ganó que es lo importante", "Creo que estamos ahí arriba por algo", "Jugamos contra un rival muy duro que no nos dejó jugar, por eso no salió un buen espectácuulo", "Me voy conforme por el resultado".
La solidez que parecía haber, esa que se vendía en el discurso post-partido y durante la semana, fue una especie de castillo de naipes que se derrumbó ante las primeras adversidades.
El bajón marcado de los mejores jugadores terminó detonando en derrotas indiscutbiles, humillantes, duras.

Un círculo vicioso, que le llaman. Un juego de los más peligrosos. Y así está el fútbol hoy. La línea de 4 del fondo se arma con cuatro centrales, el doble cinco se desvirtuó y se entendió para mal, los famosos carrileros mas que éso son corredores, y al más mejor lo dejemos allá arriba, "tiraselálargaqueunavaainventar". La gran puta madre que lo parió.

Y está todo así. Y no es que no vale ganar así, no confundamos. Arsenal juega así, y está en la final de la Sudamericana. Todo es posible en los terrenos de la redonda. Pero subir a un pedestal a alguien solo por el resultado es peligrosísimo. Es central: preguntesé, querido lector, ¿para qué paga una entrada, para qué es socio del club? Si la respuesta es para verlo ganar, ya estamos complicados. Vamos a jugar al fútbol un poco, Belgrano. ¿O no le parece, querido lector, que el equipo que se anima a hacer algo un poquito diferente al resto se destaca? Y si no ganamos, ¿cuál es el problema? Son 20 equipos en la categoría, mire como será de perverso todo que solo el que sale primero es reconocido.

Vamos al frente, Belgrano, pelota al piso. Que tener huevos es pedir la pelota, querido lector, tener huevos también es la gambeta, es ir para adelante. Tener huevos no es tirarla a la tribuna o pegar patadas arteras, o correr sin sentido hasta quedarse sin pulmones, ¿¡cuándo fue que nos hicieron creer ésto, y quiénes nos lo hicieron creer, la reputísima madre!? Que los otros se tiren al piso, si nosotros somos mejores jugando al fútbol, ¿o no nos pagan para eso? ¿Cuál es el miedo? Imbéciles hubo siempre, lo peligroso es que les demos el poder de hacernos creer lo que ellos quieran.

AGUANTE BELGRANO

Flaco