domingo, 19 de agosto de 2007

Sufrió más de la cuenta, pero ganó

¡Ah! ¡Qué de contrapuntos con el partido de hace cinco días atrás! ¡Qué feliz lo pone a uno ver a Belgrano pelotear a su rival en el Gigante, meterlo contra un arco!

Hoy ganó Belgrano, y ganó muy bien, más allá de la escueta diferencia que muestra el marcador final. Creamé que en la cancha fue muy superior a Chacarita. Terminó sufriendo por esas cosas que tiene el fútbol, nada más.

El cotejo se presentó bastante claro desde el arranque: Belgrano iba a proponer, arriesgar y buscar; Chacarita iba a aguantar y esperar el error del Pirata para salir de contra (vaya si ésta fórmula le ha dado dividendos a los equipos que pisaron Alberdi en los últimos años).

Y se diluía Belgrano en los primeros minutos, llegaba hasta ahí sin terminar las jugadas, sin cierre, sin sprint final. "Falta un nueve que la meta" coincidían algunos en la encendida tribuna. Y se comenzaron a prestar la pelota, sin llegadas a los arcos. Belgrano tenía buenas intenciones, pero Casado participaba de manera intermitente en el circuito de juego, Suárez luchaba solo moviendosé por todo el frente de ataque contra la zaga de Chacarita, y tanto Mansanelli como García no hacían el carril con la eficiencia que el propio esquema dispuesto por el DT celeste requería. Mientras tanto, Martínez y Novaretti empujaban desde el fondo y Pietravallo se hacía patrón del medio juego. Belgrano estaba bien parado, pero no podía entrar. Recién en los últimos minutos de esa primera mitad le encontró la vuelta al partido, y ya cuando volvió de los vestuarios directamente fue una tromba: Casado tomó la manija y Suárez afinó sus increíbles movimientos individuales para dejar en ridículo a todo jugador funebrero que se le pusiera enfrente, Mansanelli y García -sobretodo este último- se proyectaron con mayor criterio, claridad y frecuencia al ataque. Belgrano era una tromba. Que cabezazo de Martínez y te la saco en la línea, que Bernacchia ataja un pelotazo de Suárez, que toque para allá y para acá...pero no entraba.
Entró Gigli, afuera Lux. Iban quince del segundo tiempo y Ferraro ponía uno más para buscar el gol, que no llegaba. Chacarita literalmente colgado del travesaño. Belgrano lo merecía hacía rato y faltando diez minutos para el cierre un desborde de Gigli por derecha, centro-pase perfecto de éste al primer palo para un Matías Suárez que sacó de la galera un cabezazo categórico que derrocó finalmente a Bernacchia y llenó la garganta de gol de los miles de piratas presentes en la fria tarde de Alberdi. Golazo.

Belgrano lo terminó sufriendo porque ya había ingresado el zurdo Alustiza en Chacarita que, ni lerdo ni perezoso, se aprovechó de algunos desacoples inesperados en la zaga Pirata para generar claro peligro -no le miento, querido lector, si le digo que recién faltando cinco minutos para el cierre Chacarita arrimó peligro al arco de celeste por primera vez en todo el partido-, el cual fue neutralizado con notable solvencia por Juan Carlos Olave.

Matías Suárez ya cabeceó al gol. Bernacchia la mira, nada podrá hacer.

Suárez festeja el gol del triunfo, y Gigli busca el abrazo con el goleador.

Fue uno de esos partidos que Belgrano suele perder o empatar. Uno de esos en los que hace todo el gasto y el rival en una o dos contras lo ajusticia. Se mejoró mucho en relación a lo visto el lunes pasado. Independientemente del esquema táctico y de los nombres propios, lo que se vió fue una clara mejoría en el funcionamiento de equipo, con mayor juego asociado y buscando ser un equipo más corto que achique espacios y presione.

Bien por Belgrano. Buscó, fue, no se desesperó, y tuvo su premio. Pero ojo: ¡tiene que seguir trabajando y mejorando mucho!

Flaco

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