Y uno de ésos que no pueden capitanear otra nave que no sea la pirata.
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Con limitaciones, al límite, con la sangre celeste, dejando todo lo que tiene para dejar. Porque ayer por la tarde, querido lector, nuestro capitán hizo todo lo que tuvo a su alcance para que Belgrano no cesara en su lucha por la igualdad. Y un capitán de Belgrano es éso. Es arengar positivamente a compañeros que parecen rendidos, es luchar contra toda la tempestad (en éste caso, la marea albirroja que buscaba voraz la humillación de la insignia por él defendida) casi en soledad creyendo siempre, es ser buen tipo, ése tipo con códigos y con las bolas bien puestas que convence de buena manera (o no tan buena) al 9 rival de que por favor se levante y salga para que se haga el cambio porque ésa no es la manera de ganar, es ése que empuja, es ése emblema que todo equipo necesita. Es ése héroe que, desinteresadamente, sin especulaciones, con errores y aciertos, se brinda por entero en pos de un equipo, de una causa que tiene en común con otros, solidario y leal, líder. Es ése que le dio vida ayer a Belgrano con todas y cada una de sus acciones durante un bravo encuentro de fútbol, coronando su faena con el sacrificio máximo en pos de ésa causa común, sin dudar un instante en atajar una pelota -como si fuera el mejor uno de la historia celeste- que implicaba una derrota segura. Muriendo él pero creyendo en la vida de Belgrano, entendiendo de qué se trata. Y en ésa acción queda hecha la pintura perfecta de lo que es un capitán. La actitud prístina, instintiva, heroica, de mantener la nave a flote hasta las últimas instancias por más que le cueste la vida propia. Un capitán como hace años no veía en mi Belgrano. La gente lo interpretó de igual manera, querido lector, no es que estoy delirando.
Por eso después De Giorgi, Suárez, Novaretti y Berza, quizá no tenían otra alternativa que no fuera imponer el legado que les dejara su líder, birlandolé a Instituto tres puntos que, por lo visto dentro del campo de juego, mereció largamente, en una tarde donde de Belgrano, al igual que el pasado lunes en la victoria celeste 2-1 ante Chacarita, no quedó casi nada lindo para decir.
Inclaudicable, digno, líder, pleno. Gastón Turus. Capitán de Belgrano (C).
Flaco
Con limitaciones, al límite, con la sangre celeste, dejando todo lo que tiene para dejar. Porque ayer por la tarde, querido lector, nuestro capitán hizo todo lo que tuvo a su alcance para que Belgrano no cesara en su lucha por la igualdad. Y un capitán de Belgrano es éso. Es arengar positivamente a compañeros que parecen rendidos, es luchar contra toda la tempestad (en éste caso, la marea albirroja que buscaba voraz la humillación de la insignia por él defendida) casi en soledad creyendo siempre, es ser buen tipo, ése tipo con códigos y con las bolas bien puestas que convence de buena manera (o no tan buena) al 9 rival de que por favor se levante y salga para que se haga el cambio porque ésa no es la manera de ganar, es ése que empuja, es ése emblema que todo equipo necesita. Es ése héroe que, desinteresadamente, sin especulaciones, con errores y aciertos, se brinda por entero en pos de un equipo, de una causa que tiene en común con otros, solidario y leal, líder. Es ése que le dio vida ayer a Belgrano con todas y cada una de sus acciones durante un bravo encuentro de fútbol, coronando su faena con el sacrificio máximo en pos de ésa causa común, sin dudar un instante en atajar una pelota -como si fuera el mejor uno de la historia celeste- que implicaba una derrota segura. Muriendo él pero creyendo en la vida de Belgrano, entendiendo de qué se trata. Y en ésa acción queda hecha la pintura perfecta de lo que es un capitán. La actitud prístina, instintiva, heroica, de mantener la nave a flote hasta las últimas instancias por más que le cueste la vida propia. Un capitán como hace años no veía en mi Belgrano. La gente lo interpretó de igual manera, querido lector, no es que estoy delirando.
Por eso después De Giorgi, Suárez, Novaretti y Berza, quizá no tenían otra alternativa que no fuera imponer el legado que les dejara su líder, birlandolé a Instituto tres puntos que, por lo visto dentro del campo de juego, mereció largamente, en una tarde donde de Belgrano, al igual que el pasado lunes en la victoria celeste 2-1 ante Chacarita, no quedó casi nada lindo para decir.
Inclaudicable, digno, líder, pleno. Gastón Turus. Capitán de Belgrano (C).
Flaco
