sábado, 25 de agosto de 2007

Belgrano le ganó a Instituto y empieza a ilusionar

Mire, querido lector, le voy a ser franco: para que Belgrano gane un partido de estas características por dos goles de diferencia (y según lo que se pudo escuchar por radio, el margen en el tanteador pudo ser mayor), algo tiene que estar pasando. Si hasta parece que casi sin tirarse al piso ganó Belgrano.

Yo sigo creyendo -pese a no haber visto el partido- que al equipo le falta un montón todavía, pero mientras se va acomodando tiene al distinto -y a uno que le viene haciendo bien la segunda, como Casado-. Estos talentosos jugadores son los que marcan las verdaderas diferencias dentro de una cancha de fútbol cuando ese sustento que es el equipo se desdibuja un poco.

Por si no sabe aún, querido lector, Belgrano le ganó en condición de visitante por 3-1 a Instituto, en partido disputado en el Estadio Córdoba. Le cuento algo más: hasta el momento en que escribo estas líneas el Pirata es el único líder del torneo jugadas tres fechas.

Dale Belgrano, seguime ilusionando.

Aguante Belgrano.

Flaco

domingo, 19 de agosto de 2007

Sufrió más de la cuenta, pero ganó

¡Ah! ¡Qué de contrapuntos con el partido de hace cinco días atrás! ¡Qué feliz lo pone a uno ver a Belgrano pelotear a su rival en el Gigante, meterlo contra un arco!

Hoy ganó Belgrano, y ganó muy bien, más allá de la escueta diferencia que muestra el marcador final. Creamé que en la cancha fue muy superior a Chacarita. Terminó sufriendo por esas cosas que tiene el fútbol, nada más.

El cotejo se presentó bastante claro desde el arranque: Belgrano iba a proponer, arriesgar y buscar; Chacarita iba a aguantar y esperar el error del Pirata para salir de contra (vaya si ésta fórmula le ha dado dividendos a los equipos que pisaron Alberdi en los últimos años).

Y se diluía Belgrano en los primeros minutos, llegaba hasta ahí sin terminar las jugadas, sin cierre, sin sprint final. "Falta un nueve que la meta" coincidían algunos en la encendida tribuna. Y se comenzaron a prestar la pelota, sin llegadas a los arcos. Belgrano tenía buenas intenciones, pero Casado participaba de manera intermitente en el circuito de juego, Suárez luchaba solo moviendosé por todo el frente de ataque contra la zaga de Chacarita, y tanto Mansanelli como García no hacían el carril con la eficiencia que el propio esquema dispuesto por el DT celeste requería. Mientras tanto, Martínez y Novaretti empujaban desde el fondo y Pietravallo se hacía patrón del medio juego. Belgrano estaba bien parado, pero no podía entrar. Recién en los últimos minutos de esa primera mitad le encontró la vuelta al partido, y ya cuando volvió de los vestuarios directamente fue una tromba: Casado tomó la manija y Suárez afinó sus increíbles movimientos individuales para dejar en ridículo a todo jugador funebrero que se le pusiera enfrente, Mansanelli y García -sobretodo este último- se proyectaron con mayor criterio, claridad y frecuencia al ataque. Belgrano era una tromba. Que cabezazo de Martínez y te la saco en la línea, que Bernacchia ataja un pelotazo de Suárez, que toque para allá y para acá...pero no entraba.
Entró Gigli, afuera Lux. Iban quince del segundo tiempo y Ferraro ponía uno más para buscar el gol, que no llegaba. Chacarita literalmente colgado del travesaño. Belgrano lo merecía hacía rato y faltando diez minutos para el cierre un desborde de Gigli por derecha, centro-pase perfecto de éste al primer palo para un Matías Suárez que sacó de la galera un cabezazo categórico que derrocó finalmente a Bernacchia y llenó la garganta de gol de los miles de piratas presentes en la fria tarde de Alberdi. Golazo.

Belgrano lo terminó sufriendo porque ya había ingresado el zurdo Alustiza en Chacarita que, ni lerdo ni perezoso, se aprovechó de algunos desacoples inesperados en la zaga Pirata para generar claro peligro -no le miento, querido lector, si le digo que recién faltando cinco minutos para el cierre Chacarita arrimó peligro al arco de celeste por primera vez en todo el partido-, el cual fue neutralizado con notable solvencia por Juan Carlos Olave.

Matías Suárez ya cabeceó al gol. Bernacchia la mira, nada podrá hacer.

Suárez festeja el gol del triunfo, y Gigli busca el abrazo con el goleador.

Fue uno de esos partidos que Belgrano suele perder o empatar. Uno de esos en los que hace todo el gasto y el rival en una o dos contras lo ajusticia. Se mejoró mucho en relación a lo visto el lunes pasado. Independientemente del esquema táctico y de los nombres propios, lo que se vió fue una clara mejoría en el funcionamiento de equipo, con mayor juego asociado y buscando ser un equipo más corto que achique espacios y presione.

Bien por Belgrano. Buscó, fue, no se desesperó, y tuvo su premio. Pero ojo: ¡tiene que seguir trabajando y mejorando mucho!

Flaco

lunes, 13 de agosto de 2007

Punto y aparte

Perdonemé por el encabezamiento de lo que intenta ser el comentario post-partido, querido lector, pero es que se me hace cuesta arriba rescatar de ésta, la primera presentación de Belgrano en el Torneo de la Primera B Nacional '07/08, algo que no sea el hecho matemático de haberse traído un punto (¿Puntito? ¿Puntazo? Lo dejo a su criterio) de la cuasi fantasmal noche en cancha de Almagro.

Opaco. Pálido. Deslucido. Rústico. Tosco. Chato. ¿Choto? Pongalé el adjetivo que usted quiera, querido lector. A los ojos de quien redacta, Belgrano fue todo eso y también un poquito más.

¿Qué pasó en cancha? No mucho. Poco. Intentos, intenciones, lucha, poco espacio y pocos generadores de espacio. ¡De los dos lados, eh! ¡Ojo! Pero si usted es de los héroes que todavía atesora en la caché el bodrio televisado, se va a dar cuenta que Almirante fue más. ¿Más qué? Más equipo, más llegadas, más explosión, y más ganas de ganar. No mucho más. Un poco más. Uno cree que de no ser por la afortunada noche de Olave -se encontró con dos pelotas en los quince finales que bien podrían haberse metido sin que naides se sorprendiera-, Belgrano se quedaba con las manos vacías.

Porque se hace harto complicado darle la pelota a un chico de 19 años -hablo de Matías Suárez; desprevenidos: juega muy bien- para que busque ganar el partido solo. Porque se complica tanto más cuanto menos te rinde ése doble cinco con el que ensayaste toda la pretemporada. Y ni te cuento si por las bandas tenés menos salida que El laberinto del Fauno (¿?).

Es bravo poner un cúmulo de picapiedras a desplegar sus dotes sobre el verde y a la postre maltratado césped cuando el fin es ganar un partido. ¿Era ése el fin? Pregunto. Dudo.
Agreguemos que a los que tienen que jugar aunque sea una pizca también los ponés a correr como en el hipódromo, y tenemos el combo completo de todo lo que no hay que hacer para ganar un partido de fútbol. Si hasta podríamos editar un libro/manual con la receta meticulosa para seguir al pie de la letra.

Arranque bien feo de Belgrano. Mezquino. Austero. A favor, la sensación de que quizá no vaya a ser fácil convertirle...y bueno, que esto recién empieza. Punto y aparte.

Flaco

domingo, 12 de agosto de 2007

Arranca la ilusión

Y sí. Cuando arranca un torneo como éste, uno cree que hasta el más escéptico de los hinchas guarda en su fuero íntimo la llama más intacta y pura de ilusión que existe, albergando en su corazón la fe de un pronto regreso a la Primera División. Después, con el correr del tiempo y de los partidos, esa llama se vuelve llamita o una llamarada poderosa en función de lo que devuelve el equipo desde el verde césped.

Ojalá éste sea un Belgrano que recordemos con una sonrisa de oreja a oreja de acá a unos años, ya afianzados en serio en Primera. Por lo pronto, para empezar, mañana juega a puertas cerradas en cancha de Almagro ante Almirante Brown y por TV, con equipo confirmado.

Vamos Belgrano. Aguante Belgrano.

Flaco

miércoles, 1 de agosto de 2007

Partido homenaje a Luis Fabián Artime

¡Cómo se extraña a este gladiador del área y de la vida que la metía hasta con el aliento!


A tipos como éstos si que vale decirles gracias, y qué mejor que el domingo que viene para hacerlo.

¿Vieron que el Luifa tiene web propia?

Luis Fabián Artime: por siempre en nuestras retinas y corazones.

Flaco